domingo, 17 de julio de 2011

Rituales indígenas y buena onda

¿Quién me iba a decir a mí que iba a poder participar en un ritual comunitario indígena? Pues la verdad que nadie pero las cosas a veces suceden de una manera extraña y preciosa. Con motivo de un festival de pueblos indígenas de Xochimilco habían puesto un Temazcal: se trata de una especie de tienda comunitaria montada con una lona negra y una estructura de varas de madera. La traducción del náhuatl temazcalli es 'casa de vapor'. Dentro del temazcal hay un agujero excavado en la tierra donde se ponen piedras calentadas en una hoguera y con hierbas aromáticas se genera gran cantidad de vapor. Sentados alrededor de las piedras hay hombres, mujeres y niños que en comunidad buscan tener una especie de sanación física y espiritual. El guía o chamán se encarga de ir recitando una serie de cánticos y versos que crean una atmósfera muy muy especial. Se trata de entrar de nuevo en contacto con la Madre Tierra y crear un vínculo (perdido por la mayoría). Según nos han explicado es como estar en el ombligo de la tierra en ese momento y permitir que su fuerza y la del grupo ayude a un renacer. Para poder entrar es necesario que las mujeres usen falda y como ni Blanca ni yo llevábamos nos han dejado unas y hemos entrado a sudar y en consecuencia a purificar el cuerpo. La purificación espiritual o personal es diferente para cada persona. He de reconocer que la experiencia ha sido muy intensa, además de muy bonita. Después de eso había un concierto de música náhualt que también ha sido increíble.

Si venir a México consistía en abrir los ojos y aprender la meta se está logrando más que de sobra. Es realmente impactante poder conocer tantas cosas diferentes en tan poco tiempo y sobretodo poder participar de una manera tan directa de ellas. En el caso del Temazcal no era una ceremonia preparada para turista y extranjeros sino que formaba parte de esta comunidad que pretende mantener las costumbres de sus ancestros y no dejar que mueran en el olvido o demonizadas por otros grupos y otras religiones. La verdad es que estoy tan impactada que no tengo las palabras suficientes para describirlo y creo que esta experiencia será de las que más recuerde y cuente a la vuelta de mi viaje.

Por lo demás, no me puedo quejar del fin de semana. Todo el mundo está siendo muy cariñoso conmigo e intentan mantenerme entretenida constantemente. No me dejan parar y además no me dejan que diga que no a ningún plan, así que el viernes estuve de cumpleaños y el sábado también. El viernes en lo que llaman un ambiente "fresa" (pijo) y el sábado un plan de fiesta casera pero con la misma marcha y para rematar el domingo me encuentro con una ceremonia indígena. ¡Qué más puedo pedir! Esto demuestra que estoy siguiendo el consejo que me llega a través de mails, chats y Skype de que sonría y disfrute de esta experiencia que la vida ha puesto en mi camino. Además estoy muy contenta porque todas las malas expectativas que México podía generar en mi imaginación y en el ideario colectivo no se están cumpliendo, a pesar de todo no bajo la guardia pero cada vez me siento más libre de esos miedos y más confiada en las posibilidades de toda esta situación que me está permitiendo reeducarme y descubrirme.

En fin que no me puedo quejar y que espero poder seguir disfrutando de todas las buenas experiencias con las que me estoy encontrando y la buena acogida que me da la gente. Como siempre me gustaría poder estar disfrutando de todo esto con la gente que más quiero y a la que más extraño pero de verdad que lo comparto con el corazón y la cabeza a cada paso que doy.

Para más información sobre el Temazcal:

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