miércoles, 26 de septiembre de 2012

Historias en la Tarahumara (III): De matanzas y registros

Amanecer en Norogachi
Por la mañana Norogachi despierta cubierto por la bruma. El sol calienta los prados verdes y hace que el vapor emerja del suelo silencioso. No se ve el cerro, ni el valle y casi no se percibe el bosque que rodea la casa. Sólo el sonido del agua circulando por el río, el despertar de algunos pájaros, el maullido de los gatos y el gruñido de un cerdo que va a ser sacrificado interrumpen el silencioso ascender del agua.

Un hierro atraviesa el corazón del puerco y pone fin a su desesperación. Comienza el baño y el afeitado del animal, el sangrado y el despiece. Anareli y Elvira sujetan las patas, Lalo maneja el cuchillo con destreza y abre al cerdo en canal. Despacio mete sus manos en el animal para terminar de estirar los músculos y con un vaso empieza a vaciar la sangre en un barreño. Miro atónita el espectáculo de cuchillo y sangre sin atreverme a ayudar, a pedir permiso para participar del ritual. Prefiero darme la vuelta y ver como ocurre todo desde la ventana del cuarto donde muelo el maíz azul. La masa recorre el metate para después hacer una bola que terminará por ser una tortilla entre las manos de Juanita. De ahí al comal que se calienta sobre unas hoguera hecha en el suelo del patio. Dicen en la Sierra que la mujer que sabe hacer tortillas ya se puede casar. Creo que a mí todavía me faltan unas cuántas lecciones en la vida.

Matanza
Tras la matanza, las tortillas y el almuerzo a base de puerco asistiré a una reunión comunitaria. El salón está repleto de hombres y mujeres vestidos con trajes tradicionales, al estilo ranchero o combinando ambas. Muchos han caminado durante horas para llegar a Norogachi; el motivo: concienciar a las personas para que registren a sus hijos y se registren ellos mismos, que cada uno tenga un acta de nacimiento para poder tener "personalidad jurídica". En la mesa alargada que preside el salón están las autoridades de gobierno e instituciones. El resto del salón amueblado con bancas de madera, allí es donde se sienta el pueblo rarámuri. No sé bien quién mira a quién. El problema no es sólo que la gente no registre a sus hijos sino que a lo largo de su vida pueden utilizar diferentes nombres, ir construyendo una identidad propia con un nombre que les identifique; otros no tienen apellido y algunos utilizan como fecha de nacimiento "las primeras lluvias de abril" o "la recogida de la cosecha en casa de Juan". ¿De qué año? Quién sabe. Es el vivo ejemplo de que una persona puede ser quien desee en cualquier momento de su vida. Es el vivo ejemplo de que estas personas carecieron de valor para el Estado durante muchos años: si no estaban en los registros no existían y si no existían no era necesario atender sus necesidades de sanidad, derecho al voto, derecho a unas infraestructuras, derecho a la educación. Invisibilizados, olvidados y felizmente aislados en la Sierra Tarahumara... hasta ahora.

Los pies del camino
Los hombres traen guaraches hechos con llantas y correas de cuero. Recorren largas distancias por caminos de tierra cargados de polvo, carreteras por las que nunca pasan coches y en marañados bosques de encimas y pinos. Sus pies son anchos, agrietados, curtidos por el roce de la tierra, callosos por el peso del camino. Las mujeres con sus vestidos floreados cargan niños a la espalda atados con un reboso; después de la reunión también cargarán con las bolsas de alimentos y le darán la mano al niño que ya puede caminar solo para regresar a su comunidad.

Mujeres rarámuri
Los niños me miran y sonríen. Juanita me ha hecho responsable de una bolsa llena de chocolates. Me miran, miran a sus madres, señalan la bolsa con los dulces y me dicen algo en rarámuri que no entiendo. Yo sólo sonrío y en un gesto de juego y complicidad les doy una a cada uno; pronto tendrán las manos cubiertas de chocolate y los dientes marrones. Creo que ahora sonríen más que antes.

Caminamos por la carretera en busca de Chelina. Antes entramos en la iglesia: una nave desnuda con altos ventanales y un Cristo crucificado al fondo. Bajo sus pies una virgen del Pilar diminuta, sin manto sólo cargando con su niño en brazos. La madera del suelo cruje bajo los pies, los bancos parecen cubiertos de polvo o más bien están ajados por el paso del tiempo. A la entrada de la iglesia y antes de que comiencen las filas de asientos queda un espacio vacío; creo que es para que las mujeres se sienten con sus hijos como hicieron en la reunión de la mañana.

Chelina camina deprisa, con determinación y de manera ágil por el camino de piedras, mientras yo procuro no meter mis pies en los charcos o no resbalarme en el siguiente paso. Conoce los atajos para llegar a la carretera y no se detiene jamás para mirar atrás. Lleva tres años como gobernadora de Norogachi, dice que no es común que una mujer ocupe un puesto de tanta responsabilidad pero que la eligieron los hombres por su trabajo en el hospital, por sus conocimientos, por su manera de hablar y explicarse, por no agachar la mirada.

Vuelve a llover en la Sierra. El cielo se ilumina con cada relámpago, caen gotas grandes que repiquetean en las piedras y en el techo de lámina. Todavía no son las nueve de la noche pero ya ha oscurecido, ha sido un largo día, es hora de despedirse, dar las buenas noches e irse a dormir.

Rarámuri con traje tradicional

Historias en la Tarahumara (II): Encuentros en Norogachi

Norogachi: en casa de Juanita
Por la noche en Norogachi se escuchan los grillos y el río que corre por el cerro. Se escucha la guitarra de Anareli y a Elvira que canta bajito para no despertar a la noche. Las mujeres que trabajan en la construcción de las trincheras para la retención de suelo de Las Turbinas lo hacen con el traje tradicional. Caminan por el cerro recogiendo las piedras que servirán de contención, caminan con su guaraches (sandalias de cuero que se atan en sus tobillos. En algunas ocasiones las suelas son de neumático reciclado) y sus faldas de vuelo llenas de colores. Cargan las piedras mientras sus trajes de flores se enredan en las ramas caídas y contrastan con los colores ocres del bosque.

Luli admirando la presa de El Táscate
Ha vuelto a llover en la noche, de nuevo el pasto brilla con el rocío que permanece pegado en las hojas y que busca el lugar por donde escapar hacia el suelo o evaporarse hacia el cielo... volverá a llover. Hemos comido dos veces: una con Chiro que nos llevó a casa de una prima, la segunda con Juanita en su casa que nos esperaba casi con la mesa puesta... no se puede decir que no cuando a una le abren las puertas de una casa y le invitan a compartir un plato de comida. Todavía no me acostumbro a visitar las letrinas en la mañana (en realidad, en ningún momento del día) y a pasar tres días sin ducharme. Hoy por fin lo hice; por fin pude ducharme calentando una olla de agua durante casi una hora en la estufa de hierro cargada de madera. No sé que tiene el fuego, ni la lluvia en el cristal que me hipnotizan, me alejan del mundo, dejan mi mente en blanco y me transportan a ningún lugar. Como si de una escena a cámara lenta dentro de una película se tratase noto como el agua recorre mi cuerpo, escurre por mi pelo y baja por mi espalda hasta perderse en las piernas. Se ha hecho de noche y el baño no tiene luz, así que me alumbro con la linterna de un móvil y los relámpagos que de vez en cuando se cuelan por la ventana para verme desnuda.

Rodrigo moliendo el maíz
He hecho tortillas de maíz a mano en El Táscate bajo la divertida mirada de Luli y las risas de Chiro al ver mi incapacidad, al ver cómo para cada tortilla invierto el mismo tiempo que invierte Luli en hacer más de dos. Chiro se ríe sobretodo cuando Rodrigo decide que también quiere probar: "Los hombres no hacen tortillas". Así es, en la Sierra Tarahumara los hombres no hacen tortillas; como las mujeres no acarrean leña, no cuidan de la milpa, no traen dinero de fuera y no vigilan los huertos salvo que ellos se tengan que marchar de la casa. En ese caso, ellas harán todo eso y más: cuidarán de los hijos, prepararán la comida, tendrán la casa limpia, mantendrán el fuego vivo, coserán sus trajes y esperarán a que ellos regresen.

De pronto, soy consciente de la dependencia (casi enfermiza) que tengo de la tecnología. Tan sólo llevo tres días sin estar delante del ordenador, viajando durante horas por internet y hoy al ver la posibilidad de conectarme en el café internet del profesor Rodolfo en Norogachi al que fuimos a entrevistar me he puesto nerviosa. Quizás mañana vencer a la tentación sea demasiado fuerte, hoy sin embargo salimos como si nada importase, como si el mundo más allá del horizonte no significase nada.

Al regresar por el camino de tierra y piedras veo a Juanita y a Lalo sentados en la barda de piedra de entrada a la casa. Ella está vestida de azul y rosa con su traje tradicional, con el pelo recogido en un moño a mitad de la cabeza; él vestido de ranchero con sus botas camperas y su sombrero blanco, la camisa de cuadros por dentro del vaquero que queda sujeto con un cinturón de cuero y cerrado con una hebilla metálica. Los dos desgranan el maíz mientras se miran a los ojos y hablan en voz baja. Mañana volveremos a tener tortillas recién hechas para desayunar.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Historias en la Tarahumara: Despertar en Molinares y El Táscate


Molinares
Por la noche en Molinares se escuchan las ranas y los grillos. En El Táscate, que además de un lugar es el nombre de un árbol, no hay ranas pero sí grillos. En Molinares a pesar de las gallinas no hay gallo que las fecunde; pero en El Táscate los gallos son los que a las seis de la mañana anuncian que ya es de día.

Las estufas de hierro cargadas de madera más o menos seca calientan el agua para el café de la mañana y queman la plática en familia de la noche, dan calor e invitan a irse a la cama con colchón de lana que se hunde y se balancea con cada movimiento de sueños inquietos. Por la mañana, todo está verde y ha nacido el pasto que cubre el suelo cubierto de rocío y que alimenta a caballos y vacas en los recintos cercados.

Estufas que me llevan de vuelta
a casa de mi abuela. Recuerdos
imborrables de mi infancia
A través de los bosques de encinas se filtran los primeros rayos de sol que levanta el vapor del suelo convirtiéndolo en una neblina que se pega a la cara y que sólo deja intuir la amplitud del valle y las siluetas de las casas y la carretera de tierra que corta las lomas. En Molinares el sol se refleja en los troncos cortados que esperan ser recogidos y llevados al aserradero. En EL Táscate el sol se refleja en la hojas verdes de la milpa y en la cubierta del invernadero. El agua ya está caliente; el café es soluble pero los huevos son frescos, con la yema muy amarilla y la clara muy sabrosa.

Lilia y Pepe nos hablan de sus hijos, de las elecciones, de cómo está la escuela, de su relación con el nuevo maestro y de algunos de sus vecinos. No sabemos de qué hablan Chiro y Luli porque lo hacen en rarámuri pero deben ser muchas cosas divertidas porque a cada rato ríen y pocas veces nos miran; no importa que haya invitados en casa.

Por la mañana en Molinares se hacen tortillas de harina (harina de trigo mezclada con una cucharadita de levadura y un poco de sal). Por primera vez en mi vida he metido las manos en la masa y he amasado tortillas. Las tres primeras parecían masa para pizza, guarache y hot cake; la cuarta salió por fin redonda (bueno, más o menos redonda). Don Pepe se ríe y me da indicaciones desde la cabecera de la mesa: fuerte, dale vuelta, otra vez, ya te va saliendo. Ha dado la vuelta a la silla y se sienta a horcajadas, con un mano apoyada en el respaldo mientras que con la otra sujeta la taza del café y sonríe.

El Táscate
Por la mañana en El Táscate tengo que ir al baño pero no está dentro de la casa, salgo al frío de la mañana y  miro a mi alrededor: no sé dónde está, así que me arriesgo a salir detrás de un arbusto cercano con la esperanza de que nadie más salga con la misma urgencia y sienta que ese también es un buen lugar. Más tarde me enteraré que era en la otra dirección, que la pequeña caseta a unos cuantos metros es la letrina. La primera vez que la visito me viene a la memoria la película Slumdog Millonaire... tengo miedo de caerme dentro. Lo único "bueno" de no saber dónde estaba la letrina, es que al final no he ido sola detrás del arbusto; al menos ocho pollos ya medio crecidos me han acompañado y después, más rápidos que yo se han metido en la casa. "¡Mierda! y ahora ¿qué hago?" -pienso. Chiro y su esposa siguen acostados en la planta de arriba pero no creo que quieran bajar y ver como su cocina está llena de pollos que corretean de un lado a otro picado el suelo en busca de comida. "¿Dónde está la escoba?" - digo en voz baja mientras miro a mi alrededor. "Ya la tengo, todos fuera!!" Y después de cerrar la puerta, respiro más tranquila y me siento en una silla para ponerme las botas de montaña a la espera de que mi corazón recupere el latido normal. Va a ser el segundo día que pase sin ducharme pero que coma huevos con frijoles para desayunar.

Regresé al Molinares después de visitar los cultivos de besa de El Consuelo y las trincheras para el arroyo montada en la caja de la tronca, esquivando las ramas de los árboles, saltando en cada desnivel e intentando agarrarme de algún lado mientras saco fotos del camino. Caminamos por un bosque de olmos, lleno de ramas, árboles tumbados y hojas que crujen bajo mis pies. 

Árboles corazón. Homenaje a
Juego de Tronos que tanto me
acompaña en este viaje por México
De camino a Norogachi subimos y bajamos la Barranca tan deprisa que casi no se veía el increíble paisaje de toda la sierra encadenada y bañada por el río. Los caminos de tierra terminará por destrozar mi espalda pero me permiten escuchar el bosque, ver los árboles corazón (madroños que de manera espontánea pierden la corteza y dejan al desnudo su alma roja y blanca) que sobresalen frente al resto por su color y no por su altura.

Hace unos meses llegaron a Molinares cuatro camionetas del ejército y asustaron a la gente con sus armas. A Norogachi llegó el Cártel de Juárez y el de Sinaloa y se enfrentaron en la carretera; los militares que llegaron encontraron fuego cruzado. Mataron a un soldado, de los otros nada se sabe. En ambos lugares han encontrado fosas con gente: seis, ocho, once personas con familia. En los dos lugares la gente sabe lo que pasa pero pocos hablan, miran al suelo, giran la cabeza y bajan la voz. Mientras unos talan madera otros siembran marihuana y todos guardan silencio. Dicen que el Chapo está en Sinaloa o puede que en Guachochi, dicen que ha ido de visita y que la propia policía lo escolta por las calles. Dicen que el Mirador que está en la Barranca de la Sinforosa lo construyó él para poder ver la sierra. Dicen que en Molinares levantaron al nieto de Don Enrique por juntarse con la gente mala y nadie sabe dónde está; al otro lo tienen en Veracruz y ya no saldrá de la cárcel en lo que le queda de vida.

BIENVENIDOS A MI VIAJE POR LA SIERRA TARAHUMARA

Camino de Norogachi: en la Barranca

martes, 18 de septiembre de 2012

Extra, extra... días noticiosos

Son las 08.30 de la mañana, es lunes 17 de septiembre de 2012, comienzo a abrir los ojos, me voy desperezando, me envuelvo en las sábanas que se enrollan alrededor de mi cuerpo como tentáculos que me impiden salir de la cama. Estiro el brazo, alcanzo mi IPhone, escribo el código de acceso y de pronto empiezan a sonar los mensajes de What's Up. Mi primer pensamiento fue para "las niñas" y sus buenos días. Estaba en lo cierto, eran ellas que escribían en pleno clímax. Había saltado la noticia: Esperanza Aguirre dejaba su acta de diputada y la presidencia de la Comunidad de Madrid. "No puede ser" pensaba yo todavía con los ojos a medio abrir, no puede ser porque en España nadie dimite y menos a medio camino de la legislatura y menos ahora con el PP en el poder... ¿o es que era el momento idóneo, la perfecta maniobra política? No es que no me crea a mis amigas pero tuve que acudir a los medios de comunicación para contrastar la información (http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/09/17/madrid/1347883820_376170.html) y ahí estaba la noticia con grandes letras y ocupando las portadas. Salté de la cama, encendí la radio y me quedé pegada todo el día. El siguiente movimiento: escribir a mi padre y pedirle explicaciones de porqué no me había escrito para contármelo. Su respuesta: ¿qué ha pasado? Estoy de viaje y no me he enterado... Le doy la noticia. Escribo a Amparo y me dice que tampoco lo sabía... Como siempre digo la vida está llena de ironías y ésta es una de ellas: yo desde México cual vocero dando los titulares del día a mi familia que está en España.

El primer sentimiento fue de entusiasmo y alegría. No lo puedo evitar. Nunca ha sido un personaje político de mi agrado,ni como Ministra, ni como Presidenta de la Comunidad de Madrid. Durante algunas semanas tuve que acudir como reportera de Europa Press a sus eventos y ver cómo la gente se la comía a besos, y escuchar cómo tiraba balones fuera ante ciertas preguntas, y acusar delante de todo un anfiteatro a sus colaboradores de no hacer su trabajo o de no haberla informado. Además es el personaje que de manera más encarnizada ha representado y presentado las posturas más liberales de su partido y ha cometido algunas de las mayores barbaridades en la Comunidad de Madrid. Si analizo el personaje desde el punto de vista periodístico no puedo por más que decir que sí era "el personaje". Hablar con ella suponía tener el titular del día por encima de cualquier otra persona de su partido; ha conseguido portadas nacionales con menos esfuerzo que otros como Mariano Rajoy... como se suele decir: "abría la boca y subía el pan". Nos ha dejado grandes declaraciones como el hecho de no conocer a Santiago Segura siendo Ministra de Cultura, tener un accidente en helicóptero y como James Bond salir sin despeinarse o sufrir un atentado y dar unas declaraciones en la recepción de un hotel en sandalias y calcetines. 

Tras este recorrido por la memoria, empiezan las especulaciones de su salida más allá de los motivos familiares que alega e incluso los de salud. Las mentes mal pensantes como la mía empezamos a divagar por los motivos oscuros que pueden estar detrás. Quizás con la llegada del PP al poder haya perdido uno de sus papeles fundamentales que era "dar caña" al Gobierno y ahora no es el momento de enfrentarse al jefe. Quizás haya sido el cabreo porque su enemigo Gallardón (al que le dedicó alguno de los peores insultos que se han escuchado de la boca de un político) ha llegado al Gobierno que ella quería presidir y no pudo. Quizás se haya dado cuenta de que jamás podrá ser la candidata por su perfil. Quizás es que la Comunidad de Madrid vaya a necesitar un rescate en los próximos meses y ella no quiere estar en la Puerta del Sol para escuchar más gritos contra su personas... Demasiadas especulaciones sin respuesta pero que poco a poco se irá desvelando. Por lo pronto nos quedamos con Ignacio González, todo un personaje envuelto en muchas cosas y al parecer enemistado con Rajoy. Sólo me queda la duda de si como dicen esta decisión la llevaba meditando Aguirre desde hace un año, por qué se presentó a las elecciones como Gallardón. En un ejercicio de responsabilidad política deberían haberse mantenido al margen, pero cada vez me queda más claro que los políticos no son responsables ni conocen la responsabilidad con los ciudadanos y su derecho a decidir. Ayuntamiento y Comunidad de Madrid deberían convocar elecciones, aunque tal y como está la economía y para lo que nos queda dirán que no es el momento.

Esto pasó el lunes 17, pero el martes 18 no se ha quedado atrás. Esta vez no he recibido los mensajes de mis amigas, sólo he encendido la radio para ver cómo seguía el tema de Aguirre cuando resulta que el Rey se ha puesto a escribir, a apelar a la unidad nacional y aunque en su carta no cita de manera directa a Cataluña ante los últimos acontecimientos parece claro y evidente (http://www.casareal.es/ES/Paginas/home.aspx). Siguiendo la Constitución el Rey es el Jefe del Estado, pero sus manifestaciones políticas quedan restringidas a eventos públicos y al mensaje de Navidad. Todo manifestación extra debe ser comunicada al Gobierno. Ante esto me asaltan dos preguntas: en el ocaso de su reinado ¿el Monarca ha decidido ponerse el mundo por montera y volver a los momentos del 23-F para actuar como Jefe del Estado por encima del bien y del mal y apelar a la unidad? o ¿acaso el Gobierno era consciente del escrito y ha aprovechado la figura del Rey para expresar lo que ellos no están ahora para decir? En fin, que las quimeras traerán portadas y titulares en primera plana... sino fuera porque en el mismo día ha muerto Santiago Carrillo (http://www.cadenaser.com/espana/articulo/muere-santiago-carrillo-97-anos/csrcsrpor/20120918csrcsrnac_25/Tes). Esto hará que los periódicos (o algunos al menos) lleven a la primera página las dos noticias. El Rey se quedará sin su portada y a lo mejor hasta le viene bien, porque son muchos los que hablan de que se ha tomado más libertades de las que le corresponden.

No seré yo la que hable de la figura de Santiago Carrillo porque desconozco muchos pasajes de su vida, nunca he leído un libro suyo, ni he sido fiel seguidora del Partido Comunista. Sin embargo, sí creo que ha sido una de las grandes figuras del siglo XX en España, que le tocó luchar por un ideal que al final logró, que tuvo que ceder y ver como su España lejos de ser Republicana volvía a la Monarquía. Me quedará en la retina las imágenes suyas en el Congreso de los Diputados, sentado en su escaño durante el Golpe de Tejero, sus ponencias en la Universidad, su voz en la radio, su discurso lento y pausado donde se enlazaban ideas, historias y utopías. Recordaré al Carrillo del cigarro en la boca y el trago de agua.

A pesar de que para mí ha sido la noticia más importante del día, y según mandan los manuales de periodismo debería ir al inicio, la dejo para el final por lo que me toca en lo personal. Regreso a Madrid en octubre, serán pocos días, serán días de trabajo, de reuniones, de seguir avanzando en este proyecto que es el FIDC y la constitución y consolidación de Antenas Regionales, pero no deja de ser un regreso a Madrid. Es volver a encontrarme con la familia y l@s amigos, es pasar unos días bajo ese cielo azul que tanto me atrapa, es volver a salir de noche y desayunar con mi madre cada mañana. Por ello, ahora quiero intentar pelear llegar unos días antes y regresar unos días después para tener el tiempo necesario para recibir todos los besos y abrazos que tan feliz me hacen.

viernes, 14 de septiembre de 2012

En el día de la Independencia... siente una española a su mesa

La vida tiene ironías. Ironías como residir en México y que por segundo año consecutivo me toque vivir la fiesta patriótica por excelencia: el día de la independencia. El 16 de septiembre de 1810 el cura Hidalgo "dio el grito" que daba inicio a la sublevación contra la autoridades del Virreinato de la Nueva España y tañó las campanas de la Iglesia de la parroquia de Dolores. Así, el pueblo mexicano se levantó en armas contra las autoridades españolas que habían abdicado el poder a favor de los franceses. Con este gesto se puso fin a la colonización y como recuerdo de estos hechos cada año, a las 11 de la noche del 15 de septiembre el Presidente de la República, los Gobernadores de los Estados, los jefes municipales y hasta los delegados salen a los balcones de las plazas públicas a tocar las campanas portando la bandera nacional, para con las siguientes frases empezar los festejos con fuegos artificiales: 

¡Mexicanos!
¡Vivan los héroes que nos dieron patria!
¡Víva Hidalgo!
¡Viva Morelos!
¡Viva Josefa Ortiz de Domínguez!
¡Viva Allende!
¡Vivan Aldama y Matamoros!
¡Viva la independencia nacional!
¡Viva México! ¡Viva México! ¡Viva México!

Y aquí estoy yo. Presente ante la multitud que compra en los puestos callejeros banderas para adornar balcones, coches, autobuses y salas de fiesta. Compran cinturones, cintas para el pelo, horquillas, diademas con luces, camisetas, vestidos, collares y globos todos con los colores de la bandera: verde, blanco y rojo. Se venden cohetes y fuegos artificiales para que ninguna casa se quede sin hacer ruido. Las plazas se adornan con guirnaldas, con luces de colores se representa a los héroes de la independencia. En cada barrio se da la bienvenida a las fiestas más patrióticas. Se prepara el desfile militar, se cortan calles y se vende alcohol, mucho alcohol para festejar que México es un país libre de los colonizadores. Las casas huelen a pozole, a tostadas con crema, a chiles en nogada.

Las ironías de la vida hacen que todo el mundo me recomiende que ese no saque a pasear mi camiseta de la selección española con la que celebré el triunfo en la Eurocopa. Piensan que sería una provocación y yo no he venido aquí para hacer experimentos sociológicos.

Pasado el 15 y 16 de septiembre todo volverá a la calma. Se barrerán las calles, se desmontarán los escenarios, desaparecerán los puestos de motivos patrios, las banderas quedarán olvidadas en los balcones a merced de la lluvia. El olor a pólvora desaparecerá y todo volverá a ser como siempre. En el discurso popular desaparecerá el odio al colonizador y España volverá a ser considerada "la madre patria".

Si me preguntan qué voy a hacer estos días: pues seguir las tradiciones del país que me da asilo. La noche del 15 será para el festejo, la música, el baile y las bebidas (además de celebrar un cumpleaños). El 16 será la comida familiar en casa de Blanca con su pozole, sus tostadas y sus chiles en nogada (todo un desafío para mi dieta). Será el día de los brindis, del hermanamiento y los agradecimientos por mi parte por todo el cariño y la buena acogida que este país, y en especial esta familia me han brindado.

FELICES FIESTAS PATRIAS