jueves, 6 de diciembre de 2012

Peña Nieto en el poder

Peña Nieto protestó o lo que es lo mismo tomó posesión del cargo de Presidente para los próximos seis años. Toda una serie de actos protocolarios enmarcaron el evento: la entrega de la banda presidencial por parte de Calderón, su visita a la Cámara de Diputados donde juró guardar y hacer guardar la Constitución, presentación ante las Fuerzas Armadas, el discurso con los puntos, ejes y acciones de su gobierno y la comida institucional.

Sin embargo, lo interesante no es lo que dice el guión, no es lo que establecen las agendas de protocolo, lo interesante es lo que ocurre fuera de ellas y en este caso ocurrieron, ocurren y ocurrirán muchas cosas interesantes.

La llegada de Peña Nieto supone el regreso del PRI después de doce años de paréntesis bajo el mandato del PAN con Vicente Fox primero y Felipe Calderón después. Es el regreso a lo conocido, a los viejos esquemas para algunos. Han pasado seis meses desde las elecciones hasta que el 1 de diciembre entró el nuevo gobierno; un periodo muy largo para mi gusto en el que al principio las movilizaciones sociales fueron mayores y después han perdido fuerza en las calles pero no en los círculos universitarios. Fueron las elecciones en las que López Obrador se volvía a presentar con el PRD como alternativa, fueron las elecciones de #Yosoy132, las elecciones de Televisa y los medios de comunicación, las de los debates televisados.

Los días previos al 1 de diciembre se tomaron "medidas de seguridad" en los alrededores del Congreso, es decir, se acordonó el perímetro con vallas metálicas, se cortaron calles y se cerraron varias estaciones del metro. Resultado: descontento de la población que no puede acercarse a sus políticos, a aquellos que la propia ciudadanía ha puesto en los bancos de gobierno. Al mismo tiempo se refuerza la seguridad o lo que es lo mismo, se moviliza a un gran número de efectivos policiales y granaderos (antidisturbios) a las inmediaciones. En los días previos se producen los primeros enfrentamientos derribando las vallas de seguridad.

El 1 de diciembre alrededor de San Lázaro la gente se empieza a congregar, el coche oficial que traslada a Peña Nieto aprovechará el corte de las calles para circular a toda velocidad en sentido contrario. Al contrario de lo que podría ocurrir en otros lugares del mundo, la multitud no se congrega para festejar la llegada del nuevo presidente. Una vez en el Congreso se produce la toma de protesta, para mí más rápida de la historia. Peña Nieto lee el discurso oficial a gran velocidad mientras que las bancadas aparecen cubiertas de lonas con mensajes y cruces negras y se le arrojan papeles que simulan billetes y tarjetas recordando la compra de votos que fue desestimada por el Tribunal Electoral.

A las afueras del Congreso ha comenzado el enfrentamiento con la policía, los disparos de pelotas de goma y la difusión de lo que ocurre a través de las redes sociales. Salta el rumor de que un hombre ha muerto, no había muerto todavía pero lo trasladan con la cabeza abierta, y cuando digo con la cabeza abierta me refiero a que se ve parte de su cerebro asomando. La batalla se trasladó a la Alameda Central recién inaugurada: mientras que la policía sigue disparando los manifestantes arrojan papeles, piedras, palos incendiados, montan barricadas con bancos arrancados. Al mismo tiempo, López Obrador ha convocado un acto en el Monumento a la Revolución con el fin de desmarcarse de cualquier otro acto.

Las concentraciones se repiten en otras ciudades y en otras ciudades se repiten los incidentes con la policía. En todos los casos la idea era protestar de manera pacífica por la llegada de Peña Nieto a Los Pinos, pero algo falló. Se produjeron detenciones, abusos policiales, destrozos en el centro del Distrito Federal.

¿Cuál es el resultado real de todo?

1) Se inicia la guerra mediática en la que unos acusan a los movimientos estudiantiles de los disturbios mientras que del otro lado se acusa a la policía de extralimitarse en el uso de la fuerza al tiempo de que hay personas infiltradas que detonan los disturbios.
2) Se producen detenciones en la Ciudad de México de supuesto alborotadores entre los que hay estudiantes universitarios. Amnistía Internacional ha denunciado los hechos y se pide la libertad de los detenidos ya que no se les están garantizando sus derechos.
3) Diversas organizaciones feministas y de defensa de los derechos de las mujeres han denunciado que en las detenciones que se producen en Guadalajara se produjeron abusos sexuales.
4) La ciudadanía queda dividida entre los que defienden la actuación justa y necesaria de la policía y los que denuncian la violación de derechos ciudadanos.
5) Peña Nieto se ha mantenido al margen, ha mantenido su discurso de entrada en el que defendía la seguridad, la lucha contra la pobreza y las desigualdades, las mejoras para las familias, posicionar a México en el lugar que se merece, etc.

Y todo esto el primer día de mandato... y quedan seis años ¿qué pasará?

viernes, 23 de noviembre de 2012

Historias de la Tarahumara (V): La pequeña historia de Don Javier

Camino de El Táscate en lo que parecía ser una noche cerrada, de pronto el sendero se ilumina. La luna como un gran foco se abre paso entre la nubes, los pinos y las encinas para advertir de dónde está la siguiente curva o desnivel. Lástima que esta noche las estrellas no son compañeras de viaje.

Cuando llegamos a la casa de madera somos nueves personas. Constantemente nos mandan a dormir a la parte de arriba a dos catres especialmente acomodados para la visita de los extranjeros. Toda la familia ocupa la sala, se acomodan en las banquetas alrededor de la mesa o en esteras cerca de la estufa metálica alimentada con madera. Todos hablan en rarámuri y se ríen. Rodrigo y ello estamos acostados y escuchamos las carcajadas desde el piso superior. Nos miramos y reímos también. Creemos que querían estar en familia, querían hablar de sus cosas y nos tener visitas ni ojos sorprendidos que miran sin comprender una sola palabra; creemos que también aprovechan para hablar de nosotros y nosotros aprovechamos para contar anécdotas del viaje y también pasar un rato "en familia" o al menos en la amistad que se ha consolidado en este viaje.

Don Javier ha muerto. Es la noticia que nos despierta en la llamada con una llamada de teléfono. El primer día que llegamos a Norogachi su esposa, y prima de Chiro, nos preparó la comida. Dijo que su marido estaba enfermo, ingresado en el hospital de las monjas; nos dijo que tenía neumonía y que estaba muy grave. sus hijos llegaron por la mañana. Dos días más tarde se oficia la misa de cuerpo presente en la Iglesia del Pilar. Su cuerpo será velado en casa y todo el pueblo lo acompañará hasta el cementerio caminando detrás del coche fúnebre. Don Javier era un hombre querido o al menos eso parece con los comentarios que se escuchan de él y la larga comitiva que camina en silencio tras el ataúd.

Nos cuentan que él decía que era el "hombre de las buenas y las malas noticias". Además de una pequeña tienda y de preparar comidas en la cocina de su casa, su esposa y él se encargaba del teléfono. Su casa era "la caseta". La cobertura telefónica es muy mala en la zona y no todo el mundo puede tener un móvil y a veces aunque se tenga es inservible. Así que a su casa llegaba la señal y todo el mundo le daba a sus familias su número de teléfono "para cualquier cosa". Así que Don Javier era el primero en recibir las noticias, buenas o malas, de casi todas las familias de la comunidad, y él caminando buscaba a la persona interesada y le contaba lo que había. Dicen que decía que había anunciado demasiados fallecimientos y pocos alumbramientos. 

Historias de la Tarahumara (IV): Puentes colgantes y miradas comunes

No sé cómo amanece en Rúrachi, lo que sí se es que para llegar hay que atravesar un puente colgante. Son dos tramos, de unos 20 metros cada uno o eso creo porque nunca he sido demasiado buena para calcular distancias, pesos y edades. A la mitad hay una plataforma que da un descanso al movimiento pendular del caminante. Las tablas que componen el suelo son de madera y por supuesto la pasarela no está completa: faltan algunos pasos y otros están a punto de caer al caudaloso río que hay debajo; otros están arreglados de manera improvisada para dar una falsa sensación de seguridad sobre lo que pasa bajo los pies inseguros que dan un paso tras otro. Dicen que a veces el río está seco, que se pueden ver las piedras del fondo y que se puede cruzar sin necesidad de tener que subir al puente. Ahora el agua está turbia y se arremolina cada vez que choca contra las piedras que en otras ocasiones están expuestas al sol.

"No mires abajo que te puedes marear." No mires abajo que te puedes quedar atrapada en el rumor de las aguas y caer al vacío. Así que para evitar mirar y que el puente se mueva demasiado primero pasa Juanita hasta la plataforma de descanso, ataviada con su vestido rosa, una gorra que la cubre del sol y el portafolios en la mano que le queda libre para agarrarse a la barandilla. Me espera en el centro, no deja de mirarme y de animarme y cuando llego me pide que el segundo tramo lo atraviese yo primero. Casi lo prefiero: de una vez y sin pensar demasiado. La espero al final del puente entre vítores, sonrisas y palabras de ánimo. Este tipo de aventuras unen de manera inevitable a las personas.

Después de esto todavía caminaríamos un rato por el monte hasta llegar a la zona de trabajo. Nos dicen que desde ese lado nos vieron llegar y nos vieron dudar sobre si cruzar o no el puente. Los hombres están delante, las mujeres sonríen desde atrás. La reunión se hace debajo de una encina en rarámuri. Ellos hablan y ellas escuchan. Los trabajos avanzan bien. Después de eso, de unas cuantas fotografías e indicaciones regresamos al puente... pero antes sucedió algo maravilloso.

Miré a Juanita a los ojos y ella me miró a mí, y paramos a descansar aunque ninguna de las dos lo necesitaba. Buscamos el cobijo de los árboles, un par de piedras, el sonido del agua y hablamos. Hablamos durante más de media hora y nos encontramos en un lugar perdido y remoto de la Sierra Tarahumara como mujeres, comos compañeras, como aliadas. Hay sentimientos que son universales, poderosos, lugares comunes amparados por el alma: el amor, la felicidad, la tristeza, las sonrisas y las lágrimas, los abrazos, los miedos y las incertidumbres.

Desde ese momento establecimos un vínculo especial y personal y cada vez que nos hemos encontrado después nos hemos sonreído desde la complicidad que guardan los secretos y las confesiones personales. Ella necesitaba hablar, pero también necesitaba ser escuchada. Yo necesitaba sentirme menos sola y más acompañada. Otra prueba de que hasta en los lugares más remotos puedes encontrar personas maravillosas que te hagan más fácil el camino, que te den la confianza para dar el siguiente paso y que te animen a cruzar un puente que como la vida cuelga y se mueve.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Nunca seré Galeano

Nunca seré Eduardo Galeano. Nunca llegaré a ser esa escritora y periodista de renombre a la que centenares de personas esperarán en un auditorio para aplaudir. Nunca alcanzaré la claridad en mis palabras para contarle al mundo las injusticias que cada día se cometen. Nunca llegaré a sus un altavoz tan firme de las y los oprimidos; nunca llegaré a conocer un continente y podré hablar de América Latina desde cada país y cada realidad. Nunca conoceré el exilio, aunque sí la migración. Nunca seré Galeano pero al menos he podido ir a una de sus conferencias, escuchar como si de un cuento se tratara el dolor y la angustia que sufren los trabajadores y trabajadoras en este mundo globalizado.

Era el cierre, el gran cierre, el discurso final para la Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales organizada por CLACSO y la UNESCO. Eduardo Galeano, uruguayo, ciudadano del mundo causas políticas que le obligaron a exiliarse, periodista, escritor, investigador de realidades, observador de América Latina, luchador incansable, reivindicador de derechos derechos, denunciador de las injusticias. Una hora antes de que se iniciara el acto el auditorio estaba lleno, la fila para acceder llegaba hasta la recepción del hotel, al final se tuvieron que habilitar otras salas y transmitir en vivo el acto.

Galeano apareció entre aplausos y flashes de los fotógrafos, saludó, se llevó las manos a la cara abrumado por la ovación, colocó sus papeles, volvió a ponerse en pie y se sentó para iniciar un breve relato de poco más de veinte minutos sobre el trabajo, el desempleo, la angustia de las y los trabajadores en la actualidad, las luchas obreras, las injusticias empresariales, la crueldad del mercado.

Habló de que pronto "los derecho de los trabajadores serán materia de estudio para arqueólogos" si las cosas siguen igual, si los gobiernos amparan a los empresarios, transnacionales, etc., en vez de proteger esos derechos por los que tanto se ha luchado. Habló de la precariedad en el empleo, la explotación en las grandes fábricas, la angustia y la incertidumbre que viven las y los trabajadores ante el miedo de perder sus trabajos. Habló de las subcontratas, la mano de obra disciplinada y controlada a través de los sindicatos, "el dios del mercado", "la cárcel del miedo y la libertad que oprime". Habló de las políticas que nos obligan a trabajar el doble por la mitad de salario y a invertir el tiempo libre en el trabajo.

Nunca seré Galeano porque en este momento soy una trabajadora que vive con el miedo y la angustia al desempleo; que se ve forzada a pensar en tener 3 trabajos de medio tiempo en México para asegurar un año más con salario; que tiene miedo a aceptar un trabajo de 5 meses en España ante la incertidumbre de "qué pasará después". No trabajo en una fábrica, no sufro la explotación laboral de mineros, maquiladoras o albañiles. No tengo un trabajo precario que me impida llegar a fin de mes, pagar mis gastos o tener la nevera llena. Sin embargo, sí soy una trabajadora que se ha visto obligada a salir de su país para poder crecer y poner en práctica lo aprendido durante años de estudio; soy una trabajadora que se ve obligada a aceptar una bajada de sueldo y tiempo porque la crisis golpea; soy un ser humano que tomó la decisión de aprovechar una oportunidad laboral lejos de su casa y que vive con el miedo y la angustia de regresar porque las cosas no están bien, porque ver las noticias da miedo, porque no se ve una luz al final del túnel, porque lejos de que la situación mejore parece que todo va a ir a peor.

Nunca seré Eduardo Galeano, sin embargo he podido escuchar un cuento a través de su voz, le he podido ver emocionado, algo cansado, ligeramente enfermo, pero todavía con las ganas de decir lo que es injusto.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Por las que ya no están... Día de Muertos

Ofrenda en Bellas Artes
Todas las personas tenemos un ciclo inexorable desde el momento en el que damos nuestro primer aliento en el mundo. Las ciencias dirán que ese ciclo es nacer, crecer, desarrollarnos, reproducirnos y morir; pero lo cierto es que todo ese ciclo se convierte en algo importante en el momento en el que el viaje no lo hacemos solas: nacemos, recibimos el amor de nuestra madre y de nuestro padre, aprendemos a caminar, a caernos, aprendemos a besar, a querer, a abrazar. Conocemos a otras personas que también aman y sienten. Sufrimos, lloramos, nos caemos y nos volvemos a levantar. Sonreímos, nos enfadamos, gritamos, aplaudimos. Percibimos los colores, la música, el frío y el calor; nos sudan las manos, hacemos el amor, nos miramos a los ojos. Viajamos, conocemos otros sabores, nos bañamos en el mar, miramos las estrellas, nos mojamos con la lluvia y nos quemamos con el sol; probamos el alcohol y nos emborrachamos, aprendemos a leer y a escribir, nos comunicamos, nos acariciamos. Cocinamos, cuidamos una planta o dos, dejamos libros sin terminar y platos sucios. Nos emocionamos con una película, nos enfadamos con nuestra familia, nuestras amigas, con los compañeros de trabajo. Y en algún momento morimos...

Pero morir no significa olvidar, no significa desaparecer, porque nadie muere mientras se le recuerda, mientras se habla de esa persona, mientras se la tiene presente. Cuando una persona que queremos muere no deja de estar con nosotras, no deja de mirarnos desde una fotografía, permanecen sus consejos, las experiencias; permanece el amor que no nunca se marchita porque en algún momento amamos a esa persona.

Ofrenda completa
Si algo me ha regalado México es ver el Día de Muertos desde otra perspectiva. Poder recordar, poder hacer una ofrenda con la intención de que los muertos nos visiten, que por una noche vuelvan a abrazarnos, que por un día vuelvan a compartir la comida. En la ofrenda hay flores de cempasuchil (claveles chinos de color naranja) que inundan con su olor dulzón toda la sala, hay velas que alumbran el camino, están algunas de las cosas que a esa persona le gustaban, hay comida, hay agua, sal, incienso y recuerdos, hay calaveras que nos recuerdan lo que somos y lo que queda de nosotras.

A mi abuela Mari
Este año he decidido hacer mi propio altar, mi propia ofrenda dedicada a mi abuela materna, aunque en el fondo también está dedicada a mi abuela paterna y a mi abuela no biológica que fue la madre de Amparo. Se lo dedico a ellas porque su atención, sus cuidados y su cariño sé que me acompañan en cada paso, sé que estén donde estén me cuidan, me guían, me protegen para que todo vaya bien. Me dan las fuerzas que necesito en los momentos de bajón, me acompañan en los momentos de soledad, me ayudan a cruzar la calle, a seguir trabajando con pasión. Procuran que la distancia física que me separa de Madrid no sea tan dura. Me alientan, me arropan por las noches, me consuelan en los momentos de llanto. Y además de cuidar de mí, sé que cuidan de mi madre, de mi padre, de Javier y de Amparo; sé que a ellas y a ellos también les dan la fuerza que necesitan para soportar la distancia.

Junto a mis abuelas he vivido algunos de los momentos más felices de mi infancia. Junto a ellas viajé por primera vez en metro, construí castillos de arena en la playa, disfruté de la Navidad; junto a ellas, caminando de la mano, arreglando el mundo, compartiendo la vida, aprendí a crecer. Las echo de menos y me gustaría que pudieran verme a ahora, me gustaría poder verlas una vez más y saber que se sienten orgullosas de la persona que soy ahora, de las cosas que hago, de cómo me comporto, de cómo quiero, de las decisiones que tomo, del trabajo que hago.

En este Día de Muertos de 2012 donde tan lejos estoy de mi hogar hay niñ@s disfrazad@s que corren por mi escalera pidiendo dulces, hay catrinas que pasean por las calles, hay ofrendas en las iglesias y en los lugares públicos. En este Día de Muertos os quiero recordar sabiendo que no sólo os recuerdo hoy sino casi todos los días.

martes, 30 de octubre de 2012

Volver a Tehuacán


Nunca terminaré de saber si Tehuacán (Puebla) es una ciudad bonita o fea, grande o pequeña. Dicen que se pueden visitar unas antiguas minas, unos resto arqueológicos y tomar cervezas artesanales. Yo sólo conozco el centro, la plaza principal con su kiosco, sus soportales con pequeños cafés y las tiendas de zapatos. Conozco uno de los barrios populares, con casa bajas, con el tendido eléctrico recorriendo las calles y los niños corriendo detrás de la pelota. Sé que hay un gran número de fábricas textiles (maquiladoras) donde se hacen pantalones de mezclilla (vaqueros) y donde una gran parte de los mujeres y hombres de la ciudad son explotados laboralmente. Sé que estás fábricas las controlan diferentes familias de descendientes de judíos y libaneses que aprovecharon para instalarse y enriquecerse. 

Lo que sí conozco es la carretera que llega a Tehuacán desde la Ciudad de México: una carretera que transcurre paralela a los volcanes, llena de sembradíos de cempasúchil (o clave chino, o flor de muertos) naranja, rosa y blanco donde mujeres y hombres trabajan recogiéndolos y cargándolos en camiones que se cruzan en la dirección opuesta rumbo al negocio del Día de Muertos. Esta vez estaba nublado y de regreso no dejó de llover, sin embargo la silueta del Popo y el Ixta hacen que no puedas dejar de asombrarte por la inmensidad de la naturaleza. El Popocatepetle es además más amenazador porque siempre tiene un hilo de humo saliendo por la boca; amenaza con perder la razón y cualquier día soltar algo más que cenizas.

Lo que sí conozco de Tehuacán es al Colectivo de Mujeres Insumisas que hartas de la explotación del patrón decidieron montar su propia empresa y hacer bolsas con pantalones de mezclilla usados. También conozco a las antiguas trabajadoras de la Exportadora de Pantalones, que hartas de la explotación del patrón le denunciaron y después de un año y tres meses de juicios, entrevistas, amenazas y extorsiones han conseguido que les den la maquinaria de la fábrica... lo que venga después sólo ellas lo saben.


Acompañar a Mauricio y a Manuel a dar un Taller sobre Derecho a la Información y el Derecho de Acceso a la Información ha sido la excusa perfecta para volver a encontrarme con ellas después de casi un año de haberlas conocido. Volver a verlas a supuesto encontrar de nuevo su cariño, sus abrazos, su reconocimiento y su petición de que antes de que termine el año tengo que regresar a verlas. El Taller fue un éxito y el tema les encantó, a mí como periodista me gustó escucharlas y reflexionar con ellas.

Volver a Tehuacán supuso una inyección de ánimo y una subida de ego, no sólo por los comentarios de las mujeres sino también por los de mis compañeros de taller que me agradecieron mi participación y alabaron mi capacidad... y eso cuando mi experiencia se basa sólo en un año. Otra vez me paro a pensar en todas las cosas buenas, en todas las experiencias vividas y en todos los aprendizajes que he tenido en este año además del desarrollo profesional y personal que México me ha dado; pienso en todas las oportunidades y confianzas que se me han ido brindando al cabo de los meses hasta llegar al punto de que mis más directos compañeros y compañeras me consideran una buena profesional. Creo que ya no es sólo cuestión de experiencia sino de pasión, de amor por lo que hago, de entusiasmo, de conectar con la gente, de escuchar y ser escuchada, de no tener miedo a aprender, a fracasar, a volver a intentarlo.

Ante la perspectiva de dejar México se me abren nuevas opciones laborales: seguir en Chihuahua con Adeco, dar un Taller de Liderazgo a las mujeres de Tehuacán con EPADEC, ser la responsable de comunicación de HIC-AL, mantener el trabajo con el FIDC aunque sea medio tiempo... o regresar a casa, a Barcelona, a hacer algo diferentes, algo que me desliga del trabajo social y comunitario, a retomar el periodismo. Volver a Tehuacán a supuesto volver a tener en la cabeza todas las opciones que se abren, es pensar en decidir, es hacer una maleta temporal o definitiva, es decidir qué pasará después... pero mientras ese momento llega sigo aprovechando los momentos y las oportunidades que aquí se me dan.

lunes, 22 de octubre de 2012

Billetes de ida y vuelta

Si algo he hecho mal en el último mes es cuidar el planeta...mi huella ecológica se ha disparado con tanto viaje de ida y vuelta a Madrid. Ahora me tocará compensarlo a través del reciclaje, el consumo responsable y alguna cosa más.

Más allá del daño que haya podido hacerle al planeta, estoy feliz. He podido volver a casa, volver a estar con mi familia, con la gente que me quiere, disfrutar de la ciudad, de las cervezas, de la música, de la buena compañía, de las animadas charlas donde las conversaciones y las risas se entrecruzan.

Sin embargo, este viaje también tiene otras connotaciones que afectan a qué pasará en unas pocas semanas. Quizás sea el momento de cerrar este blog porque México ya no formará parte de mi vida o quizás seguirá abierto porque la posibilidad de tener un trabajo en España desaparezca. 

Viajar a Madrid me deja una sensación rara. La incertidumbre laboral y la situación por la que atraviesa hace que el hablar con la gente me genere inquietud. La sensación que atraviesa el ambiente recorre desde la indignación hasta el hastío por no ver el final del camino. Es mucha la gente que espera una oportunidad, son muchos los requisitos que se piden para tener un trabajo. Ya no hay diferencias entre las personas con o sin titulación, da igual tener muchos años de experiencia que esperar la oportunidad para que te la den... todo el mundo piensa que así son las cosas. Lo más peligroso es que no se ve salida a la situación y son muchos los que opinan que va a ir a peor. Las cifras de los presupuestos lo avalan: en el caso de la cooperación la AECID va a manejar para 2013 el mismo presupuesto que en 1987. Y esto por poner un ejemplo de lo que a mí me toca más de cerca, pero no es el único caso. Pensar que la vida pasa por los presupuestos de hace más de 20 años pero que los precios corresponden al siglo XXI es una aberración.

Ante esta situación se pueden dar circunstancias en las carnes propias como que te anuncien un recorte salarial y de horas del 50% (situación que he tenido que pelear con el apoyo de mis queridas Redes y que al final ha quedado resuelto). Esto plantea la incertidumbre de cara al 2013: ¿regresar o no a México? Y ante este dilema entran en juego las cuestiones laboral y de desarrollo personal por un lado y las cuestiones personales de volver a casa por otro. Dejar atrás un proyecto por el que siento pasión, dejar atrás otros proyectos que han surgido en el camino, o apostar por seguir jugando en la misma liga a pesar de los recortes. Del otro lado está volver a casa, tener el apoyo familiar para seguir adelante, buscar una opción laboral menos satisfactoria pero más cerca de casa. Cualquiera de las decisiones implica riesgos y esos riesgos se tienen que resolver en el plazo de los dos próximos meses en los que habrá que tomar una decisión, que se mire por donde se mire, implica perder y ganar algo.