lunes, 18 de julio de 2011

Día de sol y luna

Algunos expertos dicen que la palabra "México" significa "el ombligo de la luna" pero después de tres semanas hoy es la primera vez que la veo. Me la he perdido en su mejor momento porque ya está en fase menguante pero aún así es el primer día en 3 semanas que el cielo aparece despejado. Tanto es así que creo que es el primer día en 3 semanas que no llueve en ningún momento. La verdad es que ha sido un día precioso que me ha permitido montar en barca por los canales de Xochimilco, de regreso quedarme en casa a trabajar al aire libre y por la tarde subir de excursión a un cerro y tener una vista increíble de la ciudad. Como habrá sido el día que tengo la cara rojita por el sol y hasta me han picado dos mosquitos mexicanos.

En el paseo de la mañana se trataba de ver con un funcionario del gobierno cómo está siendo la recuperación de los canales y la zona de cultivos dentro de la laguna. La verdad es que aunque el paseo ha sido muy bonito y he podido rescatar cierta información interesante, el tipo que daba la charla durante el paseo era un poco pretencioso y pedante lo que ha dejado el mensaje en el aire porque estaba más preocupado de hacerse el gracioso que de contestar a algunas de las preguntas que se le hacían. Por primera vez también la oficina estaba cerca del trabajo así que a la vuelta Blanca me ha dejado y ya me he podido quedar el resto de la mañana terminando trabajos, respondiendo e-mails y hablando por Skype.

Hoy también ha sido un día de encuentros bonitos en Skype: a primera hora con mi madre y Javier, después del desayuno con Judith que acaba de llegar a Uruguay para sus pasantías (bienvenida a este lado del océano) y antes de comer con Lupi y Arlo. Qué alegrías te da la vida!!!

Después de eso paseo hasta lo alto del cerro para tener una vista espectacular de la ciudad de México e incluso se podían intuir los dos volcanes si no fuera porque en algún lado tenían que estar las nubes que hoy han dado tregua. La verdad es que la subida ha sido bastante costosa porque había zonas realmente empinadas con suelo de arena y piedras; y a la bajada pues más de lo mismo pero con el añadido de tener que ir frenando. Es curioso como somos capaces de hacer más cosas de las que imaginamos... he podido ascender y descender con dificultad en algunos tramos pero sin miedo y con ganas de dar el siguiente paso. También es cierto que Óscar (el hijo mediano de Blanca que es escalador) y Mambo (el perro consentido) me han ayudado un poco; el primero a decirme por dónde iba a ser más fácil subir y el segundo tirando un poquito de mí en algún tramo donde el aire faltaba.

Así está siendo la tónica en general de este viaje: pasos constantes, metas más o menos definidas y retos que se superan porque en la mayoría de los casos las trabas son más mentales que físicas. Como siempre comparto los recuerdos y las experiencias con las fotos que voy tomando en el viaje con el fin de haceros parte de él. Desde el otro lado del charco os envío todos los besos del mundo, le deseo a mi padre un muy buen viaje a Shangai con muchos éxitos deportivos y espero volver a tener estos bonitos encuentros por el Skype lo antes posible.

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