sábado, 18 de febrero de 2012

La inmensidad de las pirámides y las noches de salsa y surferas

Me quiero comer la vida a bocados, no quiero perderme nada, quiero disfrutar cada paso, aprender, compartir, bailar y reír. Quiero disfrutar de cada momento, quiero aprovechar esta experiencia que me tiene lejos de casa pero cerca de otras muchas cosas. Así que para seguir con esta filosofía y no perderme nada, y estar en la cresta de la ola, y seguir viviendo cada instante como si fuera el último, el viernes me tomé la tarde libre y me fui a conocer las pirámides de Teotihuacán... las he tenido tan cerca todo este tiempo!!! Como dirían aquí: pendeja porqué no fuiste antes?? Pero ha sido ahora y la experiencia ha merecido la pena.

César me propuso ser mi guía y yo me agarré de su oferta: qué mejor que ir con un arqueólogo a visitar las Pirámides?? Actué como una niña pequeña que no puede dejar de abrir mucho los ojos, señalar a su alrededor y disfrutar y exclamar constantemente. Además como fuimos a última hora de la tarde casi no había gente, así que era como tener un pase privado con guía particular... qué más se puede pedir. Me sorprendió la inmensidad del espacio, la grandeza de la Pirámide del Sol (225 metros en cada lado de la base y 65 metros de alto) y la Pirámide de la Luna (125 metros en cada lado de la base), los 3,5 kilómetros de la Calzada de los Muertos y los maravillosos relieves de la Ciudadela... lo mejor de todo las leyendas que cuentan la construcción, las luchas entre los dioses por ser el Sol, la relación con el ser humano, los sacrificios y la construcción de la civilización entorno a lo político y lo religioso.

Pero además de lo cultural también entra en juego la diversión y qué mejor que quedar a cenar con las surferas salseras Berenice y Leslie... lo pasamos bien el jueves por la noche. No bailamos tanto como hubiéramos querido pero terminamos en uno de esos lugares con olor a ambientador, karaoke y parejas extrañas que nos hizo reír mucho. Nos dedicamos a observar, a criticar y a reírnos... qué buena es la risa en buena compañía. Ya hemos decidido que tenemos que organizar otra salida, esta vez sí a bailar de verdad, pero por lo pronto ya nos llevamos una buena noche.

El sábado, después de la capacitación de Alfabetiza... noche de salsa en Mama Rumba. Cómo me gusta este lugar y cómo disfruto cada vez que voy!!! Me la pasé bailando mucho rato y aunque al principio estaba muy rígida por la pérdida de costumbre, al final de la noche conseguí sacar unos buenos pasos y disfrutar y reír. Creo que si me comprometo a ir un par de veces por semana y bailar al mismo ritmo en un par de meses tengo el culo de JLo y las piernas de CR!!! Cómo me lo pasé!!

Así paso los días, comiéndome la vida a bocados porque es lo que toca, porque la distancia es mucha y hay que buscar los espacios para sonreír!

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