martes, 23 de agosto de 2011

Cuando el regreso se hace difícil

Pensando en el tiempo transcurrido y en el que queda por llegar, sin darme cuenta estoy en el ecuador de mi viaje. Los miedos que al inicio crearon dudas, frenaron el avance e hicieron que llegara a pensar en la posibilidad del regreso se han esfumado. Todo cambió, llegó el momento de disfrutar, de crecer y aprender, de superar los retos y de no querer frenar.

La idea de regresar es ahora la que pesa; de volver y saber que una vez presentada la tesina y el proyecto se acabaron las clases en Iepala, la ocupación de madrugar cada día e invertir 6 horas en aprender y compartir con gente increíble. Pensar en volver implica pensar en buscar un trabajo (tarea nada fácil teniendo en cuenta como está la situación) o regresar al trabajo de Unísono que tan pocas alegrías reporta y sí muchas ganas de gritar y decir ¡Basta! Volver en este momento supone un desafío muy fuerte y un reto para no caer en la angustia sobre ¡qué nos acontecerá!

La idea de regresar a ese panorama sin muchas expectativas ni de trabajo ni de estudios, hace que me plantee la opción de quedarme un tiempo más en México; que me plantee la posibilidad de regresar a Madrid a presentar los trabajos y volver al DF. Implica la posibilidad de empezar a moverme con la gente y las organizaciones de aquí para buscar algo remunerado por un tiempo y volver a España cuando la situación esté mejor.

Las únicas motivaciones que tengo para regresar son la familia y l@s amig@s que me esperan y que en todo este proceso me han estado cuidando. Aunque todavía es pronto, es el momento de reflexionar acerca del siguiente paso que hay que dar. Afortunadamente sé que la decisión que tome será apoyada por todas esas personitas que me animan a seguir adelante y valoran las cosas que hago. Nunca pensé salir de España, nunca pensé tener una aventura como esta pero cosas del destino ¡aquí estoy!

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