Es un hecho: los fines de semana empiezan los jueves (o juernes o juebebes dependiendo del momento y el lugar). Así que para no romper con ello mi fin de semana empezó el jueves y terminó el domingo... reconozco que ya no estoy para estos trotes, pero que ha merecido la pena porque he conocido gente nueva y lo he pasado en grande.
Para no alargar mucho el cuento diré que martes y miércoles Berenice me invitó a su casa (muy cerca de la de Blanca) para que le ayudase a ella y a Leslie (sobrina de Blanca) con sus trabajos manuales de cara a las próximas fiestas navideñas: hacer esferitas de colores para decorar los árboles. Yo nunca he sido muy creativa, ni muy habilidosa para las manualidades pero pasar la tarde en buena compañía, hablando de miles de temas y pintando se me hacía buen plan. Tanto me gustó que repetí el miércoles. En esta primera fase del trabajo se trataba de forrar las esferas blancas de unicel con papel de periódico y cola, después con un papel más grueso, pintarlas de blanco y luego con un color base para decorarlas (parte a la que ya no llegué). Estuvo muy divertido: pintamos, charlamos, nos metimos con Felix y Pablo que estaban trabajando en sus diseños, tomamos café y cenamos pan dulce (lo que en Madrid sería bollería como donuts, pan de muerto, etc.)
Así llegó el jueves con su plan salsero: cita con Ángela y su amigo César para ir a bailar a Mamarumba, un lugar famoso en el DF por su ambiente cubano, su música en directo y el buen ambiente de fiesta que hay en el local. Como siempre, el plan inicial era regresar temprano, pero las cosas son como son y cuando se pasa bien y se está en buena compañía las horas pasan sin darnos cuenta. Al final llegué con Ángela a casa de Blanca a las 4 de la mañana... ya era viernes. La anécdota de la noche la puse yo cuando me arrastró a la pista de baile un chico asiático de 1,90m que no paró de darme vueltas... para Ángela y César lo más gracioso era ver a un asiático bailando con una europea en la Ciudad México en un lugar cubano... la vuelta al mundo en unos pocos metros cuadrados.
Según yo el viernes iba a ser un día tranquilo, de esos en los que no hay nada que hacer, en los que todo el mundo va a quedar pero a mí no me iban a avisar... pues terminé en el teatro (la vida te da sorpresas). Estuve viendo a la Compañía Cebra Danza Gay en el CENART... una maravilla visual, en especial, la primera parte y la última donde los 12 bailarines (todos hombres) hicieron cosas espectaculares. Sentada en la butaca, sin poder pestañear ni moverme, me di cuenta de las cosas tan increíbles que se pueden hacer con el cuerpo y lo desaprovechado que lo tenemos la mayoría. También me gustaría rescatar la primera puesta sobre el escenario en el que todos los integrantes hicieron un desfile de moda, de cuerpos espectaculares donde lucían faldas, cazadoras, penachos, camisetas hechas o decoradas con condones y cajas de retrovirales como acción reivindicativa de las personas con VIH/SIDA. Me quedé clavada en la silla, sin poder moverme y pensando en muchas cosas. Después de eso: cena típica mexicana con pozole y unas cervezas en un bar de lo más peculiar donde se nos sentó en la mesa un hombre de 60 años que nos habló "del barrio", de como una vez al mes le decía a su mujer que bajaba al barrio a tomar algo, a ver a la gente y su mujer le pedía que no regresara muy borracho (esto no lo consiguió) y que no gastara mucho dinero (esto no lo sé). Nos habló del amor, de sus 35 años de matrimonio, de cómo conoció a su esposa y según él "lo casó", de la magia de las mujeres y la simpleza de los hombres... en definitiva, conversaciones de borracho solo que de pronto se encuentra con gente que no es del barrio y necesita conocer... un filósofo de bar, un artista, un poeta con dos tragos encima y mucha vida que contar. Al final me dieron las 3 de la mañana... ya era sábado.
Era sábado y yo estaba en casa pegándome con internet, avanzando la tesina, intentando trabajar pero con el run run de que era sábado y no sabía qué iba a hacer. Había diferentes
opciones pero ninguna se concretaba... Al final y para iniciar el día me fui con Blanca a comer al colegio de Fernanda (hija de Bere) porque hacían un Kermés... vamos un mercadillo con comida y actividades para recaudar fondos y hacer mejoras en el colegio. Lo más bonito ver a las mamás y papás colaborando en las diferentes actividades y participando de la fiesta, lo más curioso ver como los papás eran los encargados de dar cuerda para que niñas y niños saltaran y apostaran cuántos saltos eran capaces de dar y así conseguir un premio. Una bonita experiencia. Después planes para cenar, para ver el boxeo (el combate de Margarito que perdió) y a ver qué pasaba... pues lo que pasó es que me llevaron al Mirador de Cuernavaca a ver la ciudad de noche. A pesar de la contaminación, que alcanzó el pico máximo del año, el cielo estaba despejado y pude disfrutar del DF en la noche, de la inmensidad de la ciudad, de las infinitas estrellas. Un plan no preparado que salió de maravilla, en buena compañía, acompañado por una copa y buena música... ya era domingo.
Para cerrar el fin de semana nada como pasar un día tranquilo, durmiendo hasta tarde y recuperando las noches perdidas en la fiesta. Día para cocinar en familia y comer con Blanca, Rafa, Dani y Pablo a la espera de que Guillermo regresara de ganar su tercera carrera salvaje con la medalla del primer puesto de su categoría. Día para ver fútbol americano y que me intentaran explicar las reglas del juego (todo un mundo complejo). Día para ver una corrida de toros y explicarle a Pablo (hijo de Rafa) las reglas del momento y proponerles que hiciéramos una fiesta de disfraces en la que Pablo fuera el torero, el resto la cuadrilla, Rafa de picador y Blanca y yo de manolas con mantilla negra y peineta... no se hará pero sólo planearlo nos sacó una gran sonrisa.
Ahora toca trabajar, empieza la semana de reuniones: lunes, miércoles y viernes ya están confirmadas... pero la fiesta también. Esta semana es el cumpleaños de Andrés y de Guillermo así que saldremos a cenar y a tomar algo, Ángela quiere que repitamos el plan salsero, la gente de Adeco quiere que cenemos el viernes después de la reunión, el sábado hay R. Madrid - Barça y estamos organizando la reunión...
Nada más que decir, sólo que en los momentos de alegría también me gustaría tener un rostro conocido, el abrazo de una amiga, la complicidad de un amigo, para compartir, para decir las tonterías de siempre, para estar con mi gente. Mientras llega el momento procuro seguir los consejos de la mayoría que me dicen... pásalo bien y disfruta de la experiencia.