Cada día aprendo algo nuevo en México y cada me sorprendo con algo diferente. El Día de Muertos ha sido algo que me ha dejado reflexionando sobre muchas cosas y en particular la manera tan diferente que tenemos de pensar, afrontar y confrontar la muerte desde cada cultura. El miedo, el respeto, la ironía, la risa conforman todo un mundo que rodea a lo único que en esta vida no tiene vuelta atrás ni remedio.
La situación es la siguiente: la tradición en México dice que existen dos días para honrar a los muertos, uno para los niños y otro para los adultos. En esos dos días a gente visita los panteones (cementerios) y adorna las tumbas de sus seres queridos con flores, dulces y veladoras (esta palabra para las "velas" me encanta por la connotación que tiene de quedarse en vigilia y guardando). Pero lo interesante viene con la creación de ofrendas en las casas, esto es hacer altares dedicados a una persona que ha fallecido que puede ser familiar, ser querido o personaje de la vida pública, y decorarlo con flores, veladoras, calaveras y la comida y bebida que al muerto le gustaba en vida. Además se hace un camino de luz y flores para que cuando el muerto llegue a visitar su ofrenda encuentre el camino. No es la concepción de visita en plan fantasma de película americana sino más bien en plan el alma de la persona y el recuerdo grato que se tiene de ella. No son espíritus que vienen a asustarte, ni brujas como en Halloween sino más bien desde el afecto, el cariño y el respeto que se tenía hacia la persona fallecida.
Otra de las actividades propias de estos días es hacer "calaveras", esto es sonetos referidos a una persona viva y que tiene un encuentro con la muerte. Es en este tipo de actividades donde empieza la ironía y la risa frente a la muerte. En casa de Blanca organizamos una lectura de calaveras, entonces cada persona tenía que escribir una acerca de los demás... y yo decía: "¿pero cómo voy a hablar de Blanca o de Guillermo muertos??" Pues sí, y de la manera más natural. Se trata de tomar ciertas cualidades de la persona y relacionarlas con la muerte... Bueno como todo esto es muy complejo os dejo una de las calaveras que me dedicaron, en concreto la de Rafael Zúñiga (hermano de Guillermo y cuñado de Blanca) que me gustó mucho porque tomó mi manera de reír:
La parca sorprendió a Nuria
andando en las pasantías
arrastrándola con furia
mientras esta se reía.
¿No conviene sepultarla?
Buen acertijo nos dejan:
Vaya la mitad a España
quédese la otra en Tepepan.
No se sigan afligiendo
si queda desperdigada
pues seguiremos oyendo
pláticas y carcajadas.
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