Al inicio de mi estancia en México me comprometí con Blanca en que un día que se pudiera podíamos reunir a la familia y preparar un cocido madrileño. Los días, semanas y meses han ido pasando y hacer la reunión se tornaba imposible. La excusa de mi pronto regreso sirvió para decidir que este domingo era el mejor día para hacerlo. Resultado: he preparado cocido para 20 personas. Esto supone utilizar una olla tamalera de 30 litros, 2 kilos de garbanzos, 2 pollos completos, 6 chorizos, 5 huesos, un trozo de jamón, medio kilo de tocino, un kilo de carne, 6 patatas grandes, 6 zanahorias grandes, un repollo y 400 gramos de fideos para la sopa.
Si regreso a España y no encuentro trabajo siempre puedo poner una franquicia de cocidos a domicilio... A todo el mundo le gustó aunque tuve que andar conteniendo las costumbres de la gente para ponerle limón a la sopa o chile a los garbanzos. Al final todos entraron en el juego de comer primero la sopa, luego garbanzos y verdura, y para terminar la carne. La verdad es que fue muy divertido ver los sudores y las caritas de sueño después de la comilona.
Lo que más emoción me causó fueron las felicitaciones por la
comida y los buenos deseos de tod@ la familia para que pudiera regresar a México pronto. Hasta regalitos me trajeron la mamá de Blanca y una de sus hermanos. Los abrazos y besos con sentimiento. El cariño recibido... no se paga con un cocido pero es lo menos que se podía hacer. La hora de las despedidas es difícil y más cuando te separas de buena gente. Creo que en esta semana va a haber muchas de estas situaciones que me entristecen pero es parte del viaje.
Las despedidas y las bienvenidas... todo en la misma semana. Decir adiós (o un "hasta luego" si finalmente puedo volver a México) a l@s que han sido mi familia y amig@s mexican@s y un gran hola a la familia y l@s amig@s que sé que me esperan en Madrid... en definitiva, me espera "un jet lag emocional".
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