Hay una boda en el centro de Coyoacán. El organillero de la plaza repite una y otra vez la misma melodía mientras pone la gorra para recaudar unas monedas. Unos invitados llegan tarde: ella le pide que se apure a pesar de los tacones y el empedrado, él quita el sonido a su celular. Se ha nublado y amenaza lluvia. Un grupo de chicas y chicos dan abrazos gratis a la gente mientras se hacen fotos con los desconocidos que los aceptan. La fuente de los coyotes está muda. Unos niños intentan espantar a una paloma para que levante el vuelo. Huele a tamales, elotes y esquites. La mujer de los globos espera hacer su primera venta y se santigua cuando la mujer rubia se lleva un corazón que ata al carrito de su hija.
Una foto, sonríe, hacemos otra, ... ya los carretes no se agotan. Una familia que pasea, una pareja que se besa. La chica disfrazada de catrina reparte muestras de café, chocolate y helado. Una abeja que interrumpe la escritura. Caen las primeras gotas. Un paraguas que se abre. Apúrate que nos mojamos. La niña que carga con el bebé; la mujer que pide en las escaleras. Suena la bajada del cierre del local de tatuajes. Al final de la correa rosa está el perro negro de la mujer vestida de rojo.
Suena la campana de la iglesia, el claxon de un pesero, la salsa en un auto, el silbato de un policía. Llueve, prisas para resguardarse, la plaza se inunda de paraguas, corre el agua por las aceras.
Dedicado a Javier: mejórate pronto de tu operación. Un beso enorme
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