miércoles, 29 de junio de 2011

Madrid - Toronto - México

El inicio de viaje comenzó con exceso de equipaje tanto físico como personal; demasiadas despedidas y sentimientos acumulados de los últimos días además de una maleta de 27 kilos con lo imprescindible.
Después de esperar la tremenda cola de facturación de KLM me dicen que tengo exceso de equipaje y en un tono más suave "el billete cancelado" (ante tal testimonio lo mejor es no hacer caso e ir a la ventanilla de la compañía a pagar el exceso). Efectivamente mi billete con KLM había sido cancelado y sin más explicación nos mandan (gracias a que iba acompañada por mi madre y Javier que sino le salto a la yugular a alguna) con Air Canadá. Como todo en la vida siempre hay ventajas y desventajas: ventajas - menos tasa por exceso de equipaje y al parecer menos horas de avión; desventaja - salgo dos horas más tarde de Madrid y el madrugón no te lo quita nadie.

Una vez embarcada lo único que quieres es llegar. Después de este viaje con escalas se me ocurren las siguientes afirmaciones:
- La cantidad de cosas que te da tiempo a pensar en un avión además de pensarlas todas juntas.
- Las emociones contenidas que afloran con el simple echo de que te pregunten si quieres un vaso de agua y que no pueden ser expresadas (todavía no entiendo porqué).
- El particular olor de la comida y el avión en general.
- Que en todos los sitios reclamen que los baños sean separados para hombres y mujeres y no en los aviones.
- El recuerdo de los que se han quedado: sus caras, sus risas, sus lágrimas y sus abrazos, además de todas las palabras de ánimo.
- La constante sensación de sueño y cansancio que no puede ser aliviada de forma satisfactoria y que te alborota los pelos y los pensamientos que están debajo.
- La importancia de hacer un estudio sobre "¿cuál es la ropa adecuada para montar en avión?"
- Y por último, y no menos importante, la cantidad de veces que he comido sin tener hambre por estar entretenida: comer por aburrimiento.

En fin que para no restarle emoción al viaje, de Madrid salimos con 20 minutos de retraso lo que me perjudicaba para hacer el enlace con Toronto ya que en teoría tenía una hora entre un vuelo y otro, así que echándole un poco de morro a la vida hablé con uno de los azafatos para ver si era posible que me facilitasen un asiento más cerca de la puerta para no perder el enlace (iba sentada en la cola. Si hubiera sido LOST ¿estaría en el grupo de Ana Lucía?); el hombre tan majo justo en el momento de las turbulencias me llevó a primera clase... ahí sí que hubiera dormido de lujo.
En Toronto el servicio de inmigración fue bastante borde, con preguntas como ¿a qué vas a México? ¿Cuánto tiempo? ¿Quién te ha pagado el viaje? ¿En dónde trabajas en España? Y yo a todo esto pensando: "No has visto que en la pregunta de tiempo de estancia en Canadá pone un 0, un jodido 0... ponme la mierda de sello y déjame pasar que pierdo el avión." Resultado: cuando llegué a la puerta de embarque estaban entrando las últimas personas... por los pelillos!!!

La llegada a México fue muy, pero que muy turbulenta en el aterrizaje; está lloviendo y el paso por las nubes de algodón no fue del todo fácil. De nuevo paso por inmigración (está vez el de aduanas fue mucho más majo), recogida de 27 kilos de maleta (menos mal que estaban dando vueltas en el cinta y no perdidos por el mundo) y encuentro con Blanca.

De México DF no he visto nada, tan sólo un montón de lucecitas que llenan el horizonte mires por donde mires, coches de policía al estilo de las películas americanas (con las luces rojas y azules en el techo) y coches y más coches atascados en cada una de las avenidas que cogemos. Ayer le tuve que pedir disculpas a Blanca porque el cansancio y la emoción no me dejaban mantener conversaciones muy largas., por lo que en cuanto llegamos a la casa me fui a la cama; de cenar ni hablamos porque ayer fue el día que más veces he comido en mi vida.

Bueno sólo puedo decir que aquí, ahora está amaneciendo pero que como hay un gallo en la casa de al lado llevo un rato despierta y he pensado en escribiros. Todavía me cuesta y no puedo evitar dejar escapar una lagrimilla, pero imagino que estro serán los primeros días hasta que me ubique.

Seguimos en contacto. Un beso enorme

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