lunes, 22 de octubre de 2012

Billetes de ida y vuelta

Si algo he hecho mal en el último mes es cuidar el planeta...mi huella ecológica se ha disparado con tanto viaje de ida y vuelta a Madrid. Ahora me tocará compensarlo a través del reciclaje, el consumo responsable y alguna cosa más.

Más allá del daño que haya podido hacerle al planeta, estoy feliz. He podido volver a casa, volver a estar con mi familia, con la gente que me quiere, disfrutar de la ciudad, de las cervezas, de la música, de la buena compañía, de las animadas charlas donde las conversaciones y las risas se entrecruzan.

Sin embargo, este viaje también tiene otras connotaciones que afectan a qué pasará en unas pocas semanas. Quizás sea el momento de cerrar este blog porque México ya no formará parte de mi vida o quizás seguirá abierto porque la posibilidad de tener un trabajo en España desaparezca. 

Viajar a Madrid me deja una sensación rara. La incertidumbre laboral y la situación por la que atraviesa hace que el hablar con la gente me genere inquietud. La sensación que atraviesa el ambiente recorre desde la indignación hasta el hastío por no ver el final del camino. Es mucha la gente que espera una oportunidad, son muchos los requisitos que se piden para tener un trabajo. Ya no hay diferencias entre las personas con o sin titulación, da igual tener muchos años de experiencia que esperar la oportunidad para que te la den... todo el mundo piensa que así son las cosas. Lo más peligroso es que no se ve salida a la situación y son muchos los que opinan que va a ir a peor. Las cifras de los presupuestos lo avalan: en el caso de la cooperación la AECID va a manejar para 2013 el mismo presupuesto que en 1987. Y esto por poner un ejemplo de lo que a mí me toca más de cerca, pero no es el único caso. Pensar que la vida pasa por los presupuestos de hace más de 20 años pero que los precios corresponden al siglo XXI es una aberración.

Ante esta situación se pueden dar circunstancias en las carnes propias como que te anuncien un recorte salarial y de horas del 50% (situación que he tenido que pelear con el apoyo de mis queridas Redes y que al final ha quedado resuelto). Esto plantea la incertidumbre de cara al 2013: ¿regresar o no a México? Y ante este dilema entran en juego las cuestiones laboral y de desarrollo personal por un lado y las cuestiones personales de volver a casa por otro. Dejar atrás un proyecto por el que siento pasión, dejar atrás otros proyectos que han surgido en el camino, o apostar por seguir jugando en la misma liga a pesar de los recortes. Del otro lado está volver a casa, tener el apoyo familiar para seguir adelante, buscar una opción laboral menos satisfactoria pero más cerca de casa. Cualquiera de las decisiones implica riesgos y esos riesgos se tienen que resolver en el plazo de los dos próximos meses en los que habrá que tomar una decisión, que se mire por donde se mire, implica perder y ganar algo.

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