Pipipipí, pipipipí, son las 06.30 de la mañana, hora de levantarse. Hacía mucho tiempo que no madrugaba tanto pero al final del día no me siento tan cansada como esperaba sentirme. La verdad es que ha sido un día muy provechoso, de mucho trabajo y mucho aprendizaje. Ha arrancado la V edición de las Pasantías de Organizaciones Ciudadanas de México y América Latina. En lo personal he de decir que me he sentido muy valorada: las presentaciones en Power Point que he diseñado han sido útiles, el periódico mural ha sido bien recibido, el vídeo que tenía preparado para el final del día ha gustado mucho y mi presentación ha generado el interés de algunos de los participantes que me han ido buscando a lo largo de la mañana para interesarse por lo que hacía, por qué estaba en México, cuánto tiempo me iba a quedar y que me estaba pareciendo. Un buen día para sentirse recompensado. Además Lorena me ha dado mil veces las gracias por tener el equipo y la sala listos para iniciar la sesión y que no haya habido incidentes con el ordenador, proyector y altavoces. Para ser el primer día ha ido todo sobre ruedas y todo el mundo me ha agradecido mi colaboración.
En el plano más académico he de reconocer que estoy impresionada por la iniciativa de la gente, las ganas que tienen de participar y de luchar por tener más derechos y luchar por ellos a cada paso. Además existe un gran nivel de reconocimiento por parte de las personas hacia lo que hacen otros y siento que les es más fácil reconocer que no saben y que quieren aprender. En el día de hoy se ha tocado el tema del derecho a la ciudad, al hábitat, los derechos humanos y una breve introducción hacia la producción social de vivienda. Todo esto lleva unido la lucha de la gente por conquistar y reconsquitar sus derechos, por cuestionar las políticas y querer incidir en ellas para lograr una vida más digna. Defender el derecho a la ciudad implica luchar por tener ciudades productivas, democráticas, de gestión ciudadana, disfrutables, accesibles. México DF es la única ciudad del mundo que posee un documento como éste que además debe ser seguido por las instituciones. Se trata de hacer "ciudades de la gente y no ciudades del dinero" como diría el arquitecto Enrique Ortiz. Se trata de volver a pensar en las necesidades reales de las personas y no sólo entregar las llaves de una vivienda. Se cuestiona el modelo actual en tanto que no contempla el lugar donde se ubican las viviendas, si están equipadas con servicios básicos, si tienen las instalaciones necesarias y si contemplan los diferentes tipos de familias que existen en la actualidad: solter@s, parejas, familias monoparentales, familias tradicionales, el número de hijos, si los abuelos viven en la misma casa. Todas las viviendas se construyen bajo un mismo patrón. Lo que se reivindica es la necesidad de que la gente tome más partido y pueda decidir cómo y dónde quiere vivir. En un país como México existe una gran demanda de vivienda y sin embargo hay casi 5 millones de casa deshabitadas. Además la disponibilidad de la vivienda se encuentra en la mayoría de los casos lejos del trabajo (no es una decisión como en España) y muchas familias emplean gran parte de sus ingresos en desplazarse.
A pesar de todos los inconvenientes, hay personas que quieren seguir luchando, que buscan un futuro mejor para ell@s y l@s que vendrán después, que buscan organizarse en comunidad para crear espacios compartidos e individuales, que buscan progresar junt@s y hacer del derecho a la ciudad un nuevo derecho humano. Es gente muy activa que busca formarse, que se deja asesorar pero que de igual manera busca una oportunidad para crear un modelo diferente. "Queremos decidir nosotr@s cómo queremos vivir."
Como nota disonante del día no me puedo quedar sin comentar el espectáculo dantesco que he vivido con Blanca en el metro. Ya en otra ocasión comenté la gran variedad de personajes que pasan por los vagones vendiendo, cantando, recitando y pidiendo unas monedas. Nunca pensé que pudiera llegar a contemplar esto a pesar de que Blanca me dijo "es mejor que no mires". Entre la gente llegó un chico de unos 20 años sin camiseta, buscó un lugar despejado en el pasillo entre los asientos y extendió una camiseta en el suelo. Comenzó a explicarle a la gente el peligro de que los niños estuvieran por las calles, la violencia, la desigualdad; y después de todo el discurso moralista extendió la camiseta, se tendió sobre ella y sonó un chasquido de cristales rotos. Al levantarse tenía el brazo ensangrentado. Nunca hubiera podido imaginar semejante acto de mutilación personal a cambio de unas monedas.
Bueno el DF es lo que tiene... grandes contrastes a todos los niveles. Para mañana me espera un día duro de nuevo. Tenemos que salir de casa a las 07.00 porque a las 08.15 nos recoge un autocar en el Zócalo para ir a visitar la comunidad de Palo Alto que lleva construyendo y luchando por su comunidad y su espacio desde hace 50 años. Lo curioso de ellos es que su zona estaba a las afueras de la ciudad y nadie quería vivir allí porque era un basurero, pero de pronto alguien descubrió que si la basura se entierra el suelo puede ser urbanizable, así que comenzaron a levantar lo que es el barrio de Santa Fe con la sede de las grandes multinacionales. Imagino que mañana será de nuevo un día de contrastes.
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