viernes, 29 de junio de 2012

Hace ya un año

La primera llegada
Ya hace un año que tomé un avión llena de miedos y con lágrimas en los ojos porque me alejaba de todo lo que me era conocido y familiar para pisar tierras mexicanas y emprender un nuevo camino. Atrás quedaban un trabajo al que no quería regresar, un ciclo académico cargado de aprendizajes y nuev@s amig@s; atrás quedaban amig@s y familia. en realidad, sólo los dejaba en tierra porque atrás nunca me dejaron... en parte, en gran parte, les llevé conmigo: en mi pensamiento y en mi corazón.

Hace un año que cargaba mis maletas y me aventuraba a pasar tres meses o 94 días (como decía mi visa de entrada) en un lugar desconocido. Si atrás "dejaba" lo mío, delante se abría todo un mundo nuevo, cargado de experiencias... pero en el momento de subir al avión eso no lo pensaba.

Zihuatanejo - Ixtapalapa (playa del Pacífico)
Ya hace un año que sólo pensaba en tachar los días del calendario, en regresar lo antes posible a Madrid, al calor del hogar, a las risas de l@s amig@s, a los espacios conocidos, a los abrazos de la gente que me quiere. Sólo pensaba en que el tiempo debía pasar rápido, y todos esos sentimientos y emociones los demuestran las primeras entradas de este mismo blog en el que hoy escribo.

Y ahora, sin embargo, un año después, sigo aquí: en la ciudad que me daba miedo y angustia, en el metro saturado en las horas pico, en los largos desplazamientos de no menos de 40 minutos. Hace un año que empecé a cargar una nueva maleta vacía que se fue llenando de cosas positivas, de momentos de alegría, de risas, de lágrimas de angustia y tristeza, de nuevos conocimientos y saberes. Hace un año que cargo una maleta, siempre a medio llenar, de nuevas experiencias.

En este año:
Cañón del Sumidero (Chiapas)
- He aprendido a valorar de manera especial la amistad de l@s que se quedaron en Madrid, las miradas cómplices, los ataques de risa, el recordar anécdotas, las cenas de niñas, las cervezas en las terrazas, las noches de fiesta y las reuniones en casa.
- He escuchado un "te quiero" de mi padre.
- He visto lágrimas en los ojos de mi madre, pero también muchas sonrisas y palabras de ánimo, de apoyo, de fuerza.
- He vuelto a escuchar a Joaquín Sabina sin que a mi cabeza regresaran recuerdos dolorosos.
- He superado una ruptura.
- He conocido el amor y lo he perdido.
- He sufrido y he llorado (sola y acompañada).
- He aprendido a escuchar y a valorar la experiencia de las personas sin importar de dónde vienen.
- He escalado y ahora peleo.
- He engordado (y eso me tiene desquiciada).
- He comido pozole, tacos, mole, chiles en nogada, huevos a la mexicana, burritos, frijoles, frijoles refritos, cochinita pibil, pescado a la veracruzana, nopales, caldo tlalpeño, sopa de tortilla, totopos, quesadillas, sopes, huaraches, huitlacoche, flor de calabaza, guayaba, guanábanas, mango y papaya, chapulines, salsa picantes, chiles en vinagre, queso de Oaxaca, queso de Chihuahua.
- He bebido aguas de sabor, licuados, clamatos, micheladas, tequila, mezcal y cubas campechanas, cervezas claras y obscuras.
- He visto paisajes increíbles: las playas del Pacífico, ciudades coloniales, los volcanes, las pirámides, la ciudad desde el avión, las llanuras de Chihuahua y las montañas de Chiapas.
Aterrizando en Chihuahua
- He ido a dos baby shower, una boda, un bautizo y dos funerales.
- He participado en un Festival Familiar de Cuento.
- He visto una puesta de sol en el mar, saltado las olas.
- He hecho snorkel y he visto tortugas marinas desovar en la playa.
- He sembrado huevos de tortuga. 
- He "aprendido" a jugar mahgjonj y dominó cubano.
- He bailado salsa y he mejorado mi movimiento de caderas.
- He terminado tres libros de Juego de Tronos.
- He vivido en familia y ahora comparto piso con dos chicos.
- He participado en reuniones importantes, con gente importante.
- He impartido dos ponencias y ahora unos talleres de capacitación.
- He conocido la desigualdad, la pobreza y la marginación.
- Empecé con un trabajo y ahora tengo dos.

Pero lo más importante de todo es que he conocido a muchas personas: unas más a fondo, otras de manera superficial; unas que se mantienen a mi lado y otras que ya no están. Lo importante de todo es quién soy yo ahora y los cambios que se han operado en mí: he crecido profesional, intelectual y emocionalmente. Creo que ahora soy una persona más fuerte y más racional que cuando me fui. En parte, soy más fría pero en parte tengo el corazón abierto a nuevos sentimientos que antes no era capaz de expresar.

En este año quiero dar las gracias:
- A mis padres y familia que me han educado y apoyado para que viva esta experiencia a pesar del dolor que les puede causar tenerme lejos de casa.
- A mis amig@s, en especial, a las niñas y al Comité de Lloro,  y a Efrén que desde que me fui se han preocupado por estar cerca. También a Leo que en esta última etapa me cuida desde la distancia y llegó hasta aquí para pasar un tiempo compartiendo la experiencia.
- A Blanca y a su familia que me han dado, me dan y me seguirán dando el amor incondicional y el apoyo que aquí en México necesito, que me tratan como parte de su casa y siempre tienen un plato de comida y una palabra de cariño que darme.
- A las personas que de manera especial apostaron por mí y por mi capacidad de desempeñar un trabajo.
- A las personas de Adeco que me han dado la oportunidad de formar parte de sus procesos.
- A Lorena y Norma con las que siempre cuento y de las que siempre aprendo en lo personal y en los laboral.

Ahora es el momento de recorrer el camino que queda por delante, de seguir mirando al futuro y del pasado retomar las cosas que me han hecho aprender. He de reconocer que soy feliz a pesar de tener momentos difíciles. He de reconocer que esta oportunidad que se me da en este momento de mi vida me hará caminar de manera diferente.


GRACIAS A TOD@S L@S QUE ME APOYÁIS EN ESTA LARGA MARCHA QUE CONTINÚA A CADA PASO... OS QUIERO!!!

1 comentario:

  1. Ay, Nurita, qué bonito. ¡Gracias por tu texto! Hace ya una año que quienes te queremos te echamos de menos, pero todo ese tiempo hace también que nos alegramos por ti y aprendemos contigo.
    Creo que hasta ahora no he llorado ni reído en el Comité de Lloro, al que pienso adscribirme lo más pronto posible (salvo a través de algún mail dramático a Irene y Ángela, y largas conversaciones cerveceras con Toño, Judith y Sandra cargadas de buenos consejos). No hay nada como la amistad. Se nota de cerca, pero más de lejos.

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