Xalapa está como a unas 5 horas en autobús desde el DF; es la capital del Estado de Veracruz y destaca por sus calles empinadas y adoquinadas, sus callejones estrechos, sus edificios bajos con tejados volados sobre las calles, su olor a café y el sonido de la música en directo en todos los rincones de la ciudad. Parece una ciudad tranquila a pesar del tráfico, se siente la brisa del mar a pesar de que todavía está unos 100km la playa más cercana. El clima es templado aunque el sol te broncea la piel y en cualquier momento puede ponerse a llover. Alojarse en la Posada Cafetos, cenar en La Sopa, tomar algo en el Callejón, bailar en el lago al ritmo de la Orquesta Moscovita, comprar café en Cali y tomar la última cerveza en La Tentación han sido los pocos momentos de descanso que hemos tenido desde que el viernes a las 06.30 a.m ya estábamos en el Zócalo esperando el autobús y hasta el domingo a las 23.00 que entré de nuevo en mi casa.
Charlas, debates, ponencias, entrevistas, feria de alternativas, documentos y compromisos, intercambio de experiencias, compartir problemas, escuchar al otro, sentir que las organizaciones no están solas en su trabajo. Así ha sido el Encuentro de Organizaciones Mexicanas Rumbo a Río+20. Ahora toca seguir trabajando, pulir el documento final en el que se quiere incidir en la cuestión del impacto de los megaproyectos, la crisis urbano-rural y la cuestión de género. Algunas de las personas que han participado en este encuentro (como mi querida Lorena Zárate
con la que seguiría trabajando uno y cien años) estarán en Río+20 y en la Cumbre de los Pueblos en junio de este año en Río de Janeiro y, entre otras cosas, llevarán las propuestas que de este y otros encuentros previos han ido saliendo. A mí me toca sistematizar una parte del Encuentro y ya me han invitado para que siga participando dentro del Comité Organizador en las próximas reuniones: todo un honor que no puedo rechazar y que no quiero desaprovechar porque es una experiencia para seguir conociendo y aprendiendo.
De este viaje también me quedo con los momentos que hemos pasado Lorena, María, Jessica y yo en las cenas, ya fuera del trabajo y las reuniones. Momentos para conocernos, hablar de lo que hacemos y hacia donde vamos y sobretodo reírnos... muchas veces a mi costa, por mi manera de hablar y expresarme, por la pronunciación y el uso de determinadas expresiones que conservo y que siempre me van a acompañar porque son parte de mi esencia.
En memoria de Regina Martínez
Sin embargo, el viaje de trabajo se convirtió en la recta final en un viaje de emoción, de indignación, de espanto, de miedo, de rabia y frustración. Durante nuestra estancia, en la madrugada del sábado, asesinaron a la periodista de la Revista Proceso Regina Martínez por no ceder ante las presiones, por hacer su trabajo, por denunciar la corrupción de su gobierno. Entraron en su casa y la asesinaron... ahora toca esperar que se haga justicia, pero lo más terrible es que pocas personas confían en que eso ocurra de verdad.
En el último artículo que publicó Regina, denunciaba la corrupción del Gobierno de Veracruz (con sede en Xalapa), acusaba a los gobernantes de haber dejado entrar a los narcotraficantes a la plaza, de que hubiera aumentado la violencia y un largo etcétera. La reacción del gobierno fue secuestrar la publicación y retirar todos los ejemplares de la Revista que llegaron al Estado. Si la gente no la compra, si no lo lee, no se enterará de lo que pasa... pero se olvidaron de que con internet todo fluye, todo queda conectado y muy pronto los e-mail con el reportaje circularon.
Las personas de organizaciones con las que estábamos en Xalapa son personas cercanas a Regina, que siempre apoyó las luchas sociales. Es curioso como yo no le ponía rostro, ni sabía que vivía en Xalapa, pero sí compro la Revista Proceso y me había sorprendido en más de una ocasión por los reportajes de la periodista, en especial, cuando figuraban en alguno de los números especiales que editan.
Después de la noticia y en solidaridad con la periodista, su familia y l@s propios compañer@s de Xalapa que lloraban su muerte, acudimos a la concentración en la Plaza central, marchamos por las calles a su lado, cortamos el tráfico y pedimos justicia. En ese momento Tod@s fuimos Regina.
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