Ya no vivo en Tepepan; ya no vivo en familia; ya no vivo en casa de Blanca: me he independizado y ahora comparto piso con Fefé y Chiquilín. Después de cuatro meses y medio viviendo en familia las rutinas han vuelto a cambiar y ahora mi vida en México se parece más a la que tenía en Madrid. Uno de mis grandes miedos era que Blanca y su familia se fueran a enfadar por no regresar a su casa, pero ha sido la mejor decisión para tod@s, la más sana y la que ahora puede generar nuevos espacios.
Los domingos se come en casa de la familia y eso es lo que ha sucedido: Blanca, Guillermo y Rafa quieren que el final de la semana lo pase con ellos compartiendo comida, anécdotas, juegos, fútbol y lo que surja. Es muy bonito, es muy gratificante sentirse tan querida por aquellos a los que considero mi familia mexicana, que siempre tienen las puertas abiertas, que siempre me acogen con cariño y que siempre tienen una palabra amable y una gran sonrisa.
Al mismo tiempo que esto sucede, en el nuevo piso estamos buscando lugares de encuentro, vernos y compartir más allá de que cada uno haga su vida y se respeten los espacios. Por lo pronto, hemos conseguido que la nevera esté llena como si de una gran familia se tratase y además hemos establecido los domingos como días de convivio para ver películas o jugar algo... vamos salir de nuestros cuartos, cerrar los ordenadores, dejar el trabajo a un lado y compartir.
Así, paso a paso, voy consolidando la vida familiar y personal a 9.000km de Madrid... para la tranquilidad de tod@s: estoy contenta, me cuidan bien, en la nueva casa hay mucho respeto, estoy trabajando un montón, estoy tranquila y SÍ MAMÁ - ESTOY COMIENDO BIEN!!
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